Quito

Checa Uravía
El valle de Uravía es una zona boscosa y rica en humedales, que cuenta con protección ecológica otorgada por el Municipio de Quito.Foto: archivo / Expreso

Planta de tratamiento de la discordia en la parroquia Checa, cambia de lugar

La Epmaps terminó el contrato con la consultora que hacía los estudios para una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales

En Checa, parroquia del valle de Tumbaco, los moradores celebraron la confirmación de que la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) ya no se construirá en el valle de Uravía, un ecosistema reconocido por su valor ambiental y patrimonial.

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El proyecto generó resistencia entre la comunidad por el riesgo que implicaba intervenir una zona boscosa con humedales y fauna nativa. Uravía, declarada como área de protección ecológica por el Municipio de Quito, es considerada además un patrimonio cultural que guarda rastros de antiguas civilizaciones que habitaron el valle.

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La oposición al proyecto específicamente en esa zona escaló incluso al ámbito legal. En 2024, Alfonso López, vecino de Checa, presentó una acción de protección para frenar el avance de la obra. Su argumento: que la construcción de una planta de gran escala habría puesto en riesgo irreparable la integridad ambiental y cultural del sitio.

“No nos oponemos a la planta. Sabemos que son necesarias, pero pedíamos que se elija bien el lugar, sin afectar el ambiente ni nuestro patrimonio arqueológico”, explicó López.

Suspensión del contrato con la consultora 

La Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) confirmó que el proyecto será reubicado. La decisión se tomó luego de una evaluación técnica y de la suspensión del contrato con la consultora encargada de los estudios de prefactibilidad.

Irina Moncayo, subgerente de Preinversiones de la Epmaps, señaló que la PTAR de Uravía es parte del plan de construcción de varias plantas pequeñas en todo el DMQ, en este caso para descontaminar el río del mismo nombre y tratar las aguas servidas del centro poblado de Checa y El Quinche.

Sin embargo, la ubicación original fue descartada. Sin dar más detalles de lo sucedido con la primera consultoría, la funcionaria dijo que se avanzó hasta determinar la factibilidad, pero en el camino se presentaron ‘inconvenientes’. “Fueron cosas sujetas a la ejecución del contrato y los plazos, nada relevante, cosas que pueden suceder en una consultoría. Lo que queda es seguir”, dijo.

Para la fase de los diseños definitivos, se hará un nuevo proceso con otra consultora. Además, se trabajará en conjunto con la comunidad para identificar el predio adecuado que cumpla los criterios técnicos, explicó Moncayo.

planta de tratamiento de agua residuales
En Tumbaco también se construirá una planta de tratamiento de aguas residuales.cortesía

La meta, agregó, es concretar el nuevo sitio hasta inicios de 2026, mediante mesas de trabajo con el GAD parroquial y la Administración Zonal Tumbaco, de modo que los moradores conozcan los requisitos técnicos y participen en el recorrido de los posibles terrenos.

Los moradores ya tienen sugerencias

Expertos advirtieron que el valle de Uravía, que de oriente a occidente cruza el río del mismo nombre y que nace de los afluentes del cerro Puntas, no era un sitio adecuado para una infraestructura de gran magnitud. Sixto Durán Ballén Villalobos, con amplia trayectoria en el campo de la ingeniería mecánica y morador de Checa, sostiene que el impacto ambiental habría sido severo.

“El ingreso de maquinaria pesada y todo lo que implica una PTAR habría afectado un sitio delicado. Ahí se pensaba tratar las aguas de El Quinche y de sectores cercanos, pero Checa no descarga sus aguas en el Uravía”, indicó.

Durán Ballén propuso una planta más pequeña y moderna, destinada exclusivamente al tratamiento de las aguas servidas de esa parroquia.

“Somos alrededor de 8.000 habitantes, con una proyección de 12.000. El 95% ya cuenta con alcantarillado, lo que facilita captar las descargas y tratarlas antes de verterlas en la quebrada Cartagena”, detalló.

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Según el especialista, una PTAR de una o dos hectáreas sería suficiente, a diferencia de las 14 que contemplaba el proyecto original. Sugiere ubicarla en la esquina suroccidental de Checa, junto al camino real y cerca de la infraestructura existente, lo que reduciría costos e impacto ambiental.

La noticia de la reubicación la conocieron los moradores, entre ellos López y Durán Ballén, tras una reunión en las oficinas del BID (entidad que financia el proyecto). Allí también se enteraron que el contrato con la consultora fue suspendido desde hace un año. “No sé porqué esperaron tanto tiempo para informarnos sobre eso. En todo caso es positivo”, dice Durán Ballén.

Ambos recalcan que no se oponen a la construcción de una PTAR, sino el sitio escogido. Por ahora, los vecinos esperan la comunicación formal de parte del Municipio y la Epmaps sobre los próximos pasos. Insisten en que la comunidad participará activamente en la selección del nuevo terreno.

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