Quito

Plaza Foch Quito
En la Plaza Foch Quito se busca implementar una zona de entretenimiento delimitada territorialmente.Foto: Karina Defas / EXPRESO

La Mariscal sigue sin un plan claro para su reactivación

En agosto, el Concejo conoció el proyecto de ordenanza para revitalizar La Mariscal. El documento no convence a todos

La Mariscal, que alguna vez fue un barrio lleno de vida, arte y arquitectura patrimonial en Quito, hoy sobrevive entre el bullicio de la música nocturna, la sombra de la inseguridad y el microtráfico de drogas. La crisis lleva años gestándose y desde la pandemia únicamente se ha agravado.

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Calles como Calama, Reina Victoria o Foch son ahora sinónimo de ruido, descontrol y deterioro. Las aceras, antes transitadas por turistas, vecinos y estudiantes, se han convertido en improvisados baños públicos y escenarios de riñas. Los bares y discotecas proliferan sin un orden claro y las ventas ambulantes y la inseguridad dominan las noches.

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El Concejo Metropolitano discute desde agosto pasado una propuesta de ordenanza para la revitalización de La Mariscal, pero, tres meses después, el texto aún no encuentra un consenso. 

La Comisión de Uso de Suelo, presidida por Adrián Ibarra, sigue recibiendo observaciones de los moradores y de diversas asociaciones, que piden un rediseño profundo antes de su aprobación en segundo debate.

El plan busca regular los usos de suelo en el entorno de la Plaza Quinde (Foch), aumentar la edificabilidad para renovar predios deteriorados, ampliar la compatibilidad con actividades culturales y educativas, establecer nuevas normas para licencias de bares y venta de licor, entre otras medidas.

¿Cuáles son las observaciones de los moradores?

Sin embargo, para varios colectivos barriales, el documento repite errores del pasado. Andrés Groner, coordinador de la Asamblea Barrial La Mariscal Legado Cultural, advierte que “no se trata de eliminar la vida nocturna, sino de armonizarla con la vida diurna, cultural y residencial”.

Una de las mayores críticas se dirige a la propuesta de mantener el llamado “polígono de múltiple entretenimiento”, centrado en la Plaza Foch. Según Groner, esto permitiría que los locales de diversión se ubiquen uno junto a otro, sin distancias mínimas, ni consideración por viviendas, hostales o espacios culturales cercanos.

Cita como ejemplo la calle Calama, con más de una docena de bares en la actualidad y, con la nueva norma, podrían abrirse más de 20.

El dirigente sostiene que el modelo actual de ocio nocturno está agotado: “La falta de control ha degradado el espacio público. Las veredas están ocupadas por ventas ambulantes, las fachadas se usan como baños, hay peleas, consumo de alcohol y droga. Eso ahuyenta el turismo de calidad”.

¿Cómo repoblar La Mariscal?

Otro punto cuestionado fue el enfoque del plan respecto al repoblamiento de La Mariscal. La propuesta incentiva la construcción de nuevos edificios en las arterias principales, pero pasa por alto el potencial que ya existe en el barrio: alrededor de 30 edificaciones vacías y varias casas patrimoniales abandonadas. Ese debería ser, según Groner, el punto de partida para recuperar la vida residencial, y no el crecimiento vertical indiscriminado.

inseguridad en La Mariscal
Inseguridad. Turistas y habitantes dicen que antes de repoblar esta zona hay que combatir el microtráfico y los robos, además de tratar a las personas en situación de calle.Franklin Jácome

Por eso, la propuesta apunta a reorientar el modelo y priorizar la restauración del patrimonio como fuente principal de nuevas viviendas, limitar la altura de las construcciones a un máximo de 10 plantas, frente a las 22 que contempla el plan, para mantener la escala urbana del barrio, y generar incentivos reales que atraigan a jóvenes, artistas y emprendedores.

Las propuestas de los residentes

Por ello, una de las propuestas es suprimir el polígono de entretenimiento, eliminar criterios de preexistencia, que permiten que ciertos bares sigan operando sin nuevas regulaciones, y construir una zonificación que combine de forma equilibrada residencias, galerías, cafés, hostales y espacios culturales.

Groner señala que los moradores quieren un barrio donde la vida nocturna conviva con proyectos residenciales, gastronómicos y artísticos.

También sugieren estudiar ejes alternativos, como la avenida Amazonas, entre Colón y Patria, para concentrar nuevos locales nocturnos, aprovechando sus amplias aceras y menor densidad patrimonial.

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Además, piden crear zonas de silencio y amortiguación acústica que alejen los bares al menos 300 metros de viviendas y hostales, junto con sanciones claras para libadores en el espacio público y vendedores ambulantes sin autorización.

Para David Montesinos, gestor cultural independiente, el problema no se resuelve con más locales nocturnos. “La Mariscal tiene más de 50 espacios culturales, pero ninguno cuenta con un estatus legal ni incentivos. Se habla de la Foch como si fuera el corazón del barrio, cuando en realidad es su punto más conflictivo”, afirma.

Montesinos propone fortalecer la red cultural existente y crear políticas de apoyo a galerías, teatros y estudios creativos. Agrega que mientras no se eliminen las causas, como la saturación de bares de baja calidad, las consecuencias seguirán ahí.

Los propietarios de negocios de ocio nocturno, por su parte, aseguran que no fueron incluidos en la socialización del nuevo plan. Martha Guerrero, representante de la Asociación de Bares y Discotecas de Quito, pidió que se los considere parte de la solución. “Queremos que se mantenga la preexistencia, pero también que se exija calidad a los nuevos locales”, expresa.

El concejal Adrián Ibarra, presidente de la Comisión, mencionó que si es necesario aclarar el texto, se lo hará. Recalcó que el polígono de entretenimiento “no se limita solo a discotecas” y que alberga hasta 900 tipos de actividades. 

“El objetivo es recuperar la zona, no promover más caos. Hemos tenido 30 reuniones técnicas y no hay apuro. Queremos un consenso”, aseveró; añadió que todas las observaciones serán tomadas en cuenta. 

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