Quito

VECINOS DE CARCELEN BA (7897383)
Los moradores de Carcelén Bajo usan las calles que atraviesan Mastodontes para llegar a la av. Simón Bolívar.Angelo chamba

Dos barrios del norte, en conflicto por las rejas

Discordia entre moradores de Carcelén Bajo y Mastodontes. Autoridades no han podido retirarlas, pese a que se colocaron sin autorización alguna

La discordia por la colocación de puertas en espacios públicos persiste entre Carcelén Bajo y Mastodontes, dos barrios del norte de Quito. En el último intento de retirarlas hubo gritos y enfrentamientos.

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Son siete puertas las que han impedido la libre movilidad de los moradores de Carcelén, según sus dirigentes. Los que no quieren removerlas se mantienen en que el objetivo de estas es frenar la inseguridad.

EXPRESO reportó esta problemática hace un mes. Y el Municipio ha puesto los ojos sobre este conflicto para solucionarlo, pese a la resistencia de algunos vecinos. Sin embargo, los ánimos no se han calmado.

Laura Flores, administradora zonal de La Delicia, explicó a este Diario que en 2019 los moradores de Mastodontes solicitaron permisos para cerrar algunas transversales, pero no se les otorgó. “Es preocupante que no entiendan que la urbanización no es cerrada”, dijo.

La urbanización fue creada en 1991 con una ordenanza municipal que expresa claramente que no es un conjunto cerrado. Salieron con palos, amenazando.

Laura Flores, administradora La Delicia

No obstante, los habitantes de Mastodontes afirman que sí son una urbanización y por ende un conjunto cerrado, que así constan en los planos que proporcionó la constructora al Municipio cuando entregaron la obra en 1991. Y agregan que nunca han estado consideradas sus vías para conectar a la avenida Simón Bolívar con el barrio de Carcelén Bajo.

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“Antes la gente salía con tranquilidad a hacer actividades en la calle, pero a raíz de que La Roldós se convirtió en una calle colectora eso desapareció. Quedaron las secundarias, pero las motos y la delincuencia llegaron”, contó Vladimir Correa, ciudadano de dicho barrio.

Otro tema preocupante para la autoridad es la poca convivencia entre ambos barrios, ya que ha habido cruce de palabras entre ambos ‘bandos’. Marco Cóndor, uno de los dirigentes de Carcelén, contó que ha recibido comentarios discriminatorios y que incluso han sido tachados de “delincuentes”. El 7 de marzo pasado se acercó un contingente de funcionarios de la Administración Zonal, Agencia Metropolitana de Control y la Policía Nacional para derrocar una puerta que había sido colocada en la calle Jaime Roldós Aguilera.

El primer muro lo colocaron en 2017. Poco a poco nos han ido cerrando el paso de 8 calles transversales. Nos impiden acércanos a la avenida Simón Bolívar.

Marco Cóndor, dirigente Carcelén Bajo

El operativo se tuvo que cancelar, puesto que decenas de residentes de Mastodontes salieron de sus casas y se agarraron de las rejas para impedir el trabajo de las autoridades. “Salieron con palos, amenazando con golpear a los funcionarios”, relató Flores.

Cóndor agregó que incluso habrían puesto a personas de la tercera edad frente a las puertas para que no se acercaran. “Para evitar incidentes decidimos retirarnos”, añadió la administradora zonal.

Esto aumentó la indignación de los moradores de Carcelén, por lo que hicieron un plantón afuera del Municipio de Quito. “También lo haremos en el redondel del barrio. Están atentando contra la libre movilidad”, insistió Cóndor.

La concejala Blanca Paucar se pronunció en la sesión del martes 15 de marzo. “El mal uso del espacio público, donde se han colocado muros, está causando enfrentamientos con la comunidad”, dijo. Agregó que esto sucede “a vista y paciencia de las autoridades” y que no se halla una solución definitiva. Santiago Guarderas, alcalde de Quito, respondió que ya se están tomando cartas en el asunto.

Ximena Baño, moradora de Mastodontes, explicó que los vecinos han tomado estas decisiones por “la seguridad e integridad de nuestras familias, hemos tomado la iniciativa ciudadana de protegernos, ubicando ingresos vehiculares seguros y controlados en las respectivas transversales”.

Con estas medidas, dijo, se ha disminuido en un 75 % las denuncias y pedidos de auxilio en la zona. Sin embargo, según Flores, deberían hallarse otras soluciones como rondas o vigilancia vecinal.