A sus 22 años, Milagros Cando continúa cumpliendo uno de sus anhelos: ser bastonera. Terminar el colegio no fue impedimento para que dejara esa actividad que la cautivó desde pequeña y que, durante ocho años, la practicó en plantel experimental Simón Bolívar.

Al son de ‘Ecuador es mi país’, la joven mueve su bastón y baila con elegancia, siempre sonriendo.

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A su lado está Martina Calderón, de 13 años. Estudia en el Colegio Gran Colombia y desde hace un año practica bastonismo. Ver a su hermana la motivó a ingresar a esta actividad artística y física. Fue parte del grupo de su plantel, pero decidió salir y unirse a la iniciativa Educando Ecuador. La propuesta surgió hace más de 10 años y en la actualidad cuenta con 160 integrantes, entre bastoneras y la banda de paz.

En ese espacio, Salomé Barrera, de 17 años, encontró, además de una segunda familia, un lugar que le permite desenvolverse en lo que más le gusta y divierte. Recuerda que en su colegio había mucha rivalidad y por eso decidió salir.

Para Patricio Flores, director de Educando Ecuador, lo más valioso es la diversidad de integrantes provenientes de al menos 35 instituciones educativas, entre fiscales, privadas y fiscomisionales. Además de eso resalta que los chicos ocupan su tiempo en una actividad que requiere de mucho entrenamiento y concentración y “los aleja de malos pensamientos”.

El último ensayo, previo al concurso de bastoneras y grupos de danza que se realiza este 26 de abril, fue en la terraza de la Casa de las Bandas, ubicada en el barrio La Tola. Este es un espacio privilegiado debido a que cuenta con una vista panorámica en la que se aprecia El Panecillo, la Cima de la Libertad, el Centro Histórico y La Basílica.

Por segunda ocasión, el tradicional pasaje Vicente León alberga este evento. Yajaira Jaramillo, encargada de la Casa Somos La Tola, menciona que es un espacio pintoresco y que refleja la identidad del barrio.

De la historia del pasaje conoce bien Mauro Izurieta, gestor cultural. Cómo olvidar los grandes artistas de la música nacional que vivieron allí: Carlota Jaramillo, Consuelo Vargas y Luis Alberto ‘el Potolo’ Valencia.

Para Izurieta es importante mantener vivos los recuerdos de los personajes que habitaron el pasaje, no dejarlos morir. Por ello, junto con vecinos, a cada visitante le cuentan historias sobre el barrio.

Con los niños la dinámica es diferente. En una antigua casa, el gestor tiene un pequeño taller en donde los pequeños pintan, elaboran antifaces y aprenden inglés. Al ingreso del pasaje, los vecinos formaron una rayuela para que salten y jueguen.

“Que se tomen las calles, que todos nos tomemos el espacio público y perdamos el miedo”, dice Izurieta.

Jaramillo comenta que el evento de bastoneras y de danza es solo una de las actividades con el fin de promover el turismo y activar los negocios que hay en el sector, sobre todo en la calle Don Bosco. Esta vía tiene un movimiento intenso, pues allí está ubicada una institución educativa del mismo nombre.

En el concurso participan cuatro grupos de bastoneras y seis de danza. Cristina Moncayo es la instructora del colegio Matovelle que cuenta con 14 integrantes, pero en el evento de este viernes están ocho.

Para Moncayo, formar parte del equipo conlleva una gran responsabilidad. Uno de los requisitos para ingresar es tener un buen promedio y que lo mantengan a lo largo del año lectivo.

Damiley Quisilema, de 13 años, es la capitana. Su pasión por el bastonismo surgió cuando tenía seis y veía a sus compañeras de colegio, que eran más grandes, ensayar en los patios de la institución.

A Danaé Santana, en cambio, le llamó la atención los desfiles de grandes colegios como el 24 de Mayo, el Juan Montalvo y el Dillon. Cuenta que ver su baile, los movimientos con el bastón y su actitud la cautivaron. Desde ese instante quiso ser bastonera.

Para Mayra Vizuete, coordinadora del grupo de danza de la escuela Franklin Roosevelt, la competencia es una oportunidad para que los estudiantes conozcan más de la cultura. Su grupo está integrado por cinco niñas que en el concurso visten trajes de cayambeñas y dos niños de Diablo Huma.

El barrio San Juan Bosco, en el sector Itchimbía, también tiene a sus representantes en el concurso. Son siete niñas de entre ocho y 11 años. 

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