
Barrios del sur de Quito improvisan lavanderías ante desabastecimiento de agua
Vecinos denuncian inseguridad y falta de control en lavanderías improvisadas
La crisis de agua potable que afecta a Quito desde hace más de una semana ha obligado a los barrios del sur de la ciudad a reinventarse para sobrellevar la emergencia. En Santo Tomás 2, por ejemplo, una pileta del parque del barrio ha sido transformada, por necesidad, en una improvisada lavandería comunitaria.
Le invitamos a que lea: Tubería llega desde Cuenca para restablecer el agua en el sur de Quito
Vecinos improvisan soluciones ante el desabastecimiento de agua
Cada día, vecinos como Heydi Zambrano llegan con baldes de ropa, platos y ollas para lavar. “Esta fuente ya nos ha salvado antes. No es la primera vez que nos quedamos sin agua”, aseveró. Zambrano vive a pocas cuadras, en la calle Graciela Escudero. Junto a su tía y primos, se instaló temprano en la orilla de la pileta, recogió agua con baldes y se puso a lavar. “La usamos siempre que no hay agua, sobre todo los fines de semana. No solo venimos de este barrio, también de los sectores aledaños”.
Aunque la vertiente ha sido útil, no todo es positivo. A la falta de agua se suma la inseguridad. Heydi lamenta que el parque esté mal iluminado y que, debido a la urgencia, muchas personas vayan incluso de madrugada a lavar. “Ya da miedo venir sola. Hay gente que viene de noche y han ocurrido robos”.
Giselle Méndez, otra vecina, camina desde el barrio La Venecia, a unos diez minutos. Llegó a las 09:30 para evitar la congestión. “Desde el mediodía ya no hay espacio. La gente sale del trabajo y viene directo aquí. Esta fuente natural desemboca en la pileta, pero ahora es nuestra única forma de lavar, porque los tanqueros no vienen seguido y el agua que traen no es limpia”, se quejó. Recordó que el lunes, a las seis de la mañana, una mujer fue asaltada mientras lavaba su ropa. “No hay patrullaje como en otros barrios. Necesitamos presencia policial para evitar que la gente se amontone y, sobre todo, para estar seguros”.
En otra parte del sur de Quito, en el sector de Nueva Aurora, una lavandería comunitaria que funciona desde hace más de 40 años ha cobrado nueva vida durante la emergencia. Cientos de personas se reúnen allí diariamente para utilizar una de las 20 piedras de lavar disponibles. Está abierta las 24 horas y es la única del sector.
Más de 220 barrios sin agua por rotura de tubería
Stefany Tenorio, vecina de la zona, llega temprano en la mañana para evitar las filas, que se alargan durante el día. “Ha habido peleas por guardar puestos. A veces no respetan el orden, pero también se ha convertido en un punto de encuentro entre vecinos. Ya nos organizamos mejor”, dijo. Tenorio denunció que en otras lavanderías comunitarias se cobra un valor de hasta $3,50 por hora. “Aquí no se permite eso. Hay alguien que coordina y organiza el turno, así nadie abusa”.
Juan Toapanta, con 28 años viviendo en el barrio, contó que hay un proyecto para renovar este espacio. Hace poco, la empresa eléctrica colocó iluminación provisional para evitar que el sitio se torne inseguro. Además, los vecinos han asumido tareas de limpieza. “Compramos fundas, recogemos la basura. Lo que pedimos es que el Municipio nos ayude con el mantenimiento. Necesitamos que se pavimente el acceso, porque se hace lodo, y que se implemente un sistema de desagüe. El agua se acumula y eso también genera riesgos”.

A esta lavandería llegó Soledad Mendoza desde el barrio Pueblo Solo Pueblo, a más de 30 minutos. Era la primera vez que acudía, pero lo hizo por necesidad. “No quiero que se me amontone la ropa. Me trajo mi prima. Vine con mi hija, que está de vacaciones. Me recuerda mi infancia, cuando acompañaba a mi mamá a lavar en lugares así. Ahora pedimos más control y seguridad”, manifestó.
Mientras tanto, las autoridades trabajan contra el reloj. El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, informó que el corte de agua se produjo por un fuerte deslave que destruyó más de 350 metros de la tubería del sistema Mica-Quito Sur, vital para abastecer al sur de la ciudad. Más de 220 barrios se han quedado sin agua potable.
“Estamos trabajando en condiciones extremas, en el páramo del Antisana, a 4.000 metros de altitud y con temperaturas de hasta -5 grados. Ya se han removido 150.000 metros cúbicos de material, de los 180.000 previstos. Esperamos restablecer el servicio el fin de semana, si el clima y el terreno lo permiten”, declaró el alcalde Muñoz.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!