En lo que va del año, solo en el Distrito Metropolitano de Quito se han reportado 42 denuncias por secuestro. De estas, siete fueron de larga permanencia, uno quedó en tentativa y 34 se dieron bajo la modalidad de extorsión. Como lo que sucedió en el sector El Bosque, al norte de la urbe, el pasado sábado 22 de julio.

Según las cifras de la Policía Nacional, en 13 de estos casos se recurrió a la violencia, 6 fueron por abordaje en algún espacio público, 7 se dieron por extorsión y hubo también 4 paseos millonarios.

En esta última modalidad cabe lo que le pasó a la pareja de esposos quien fue víctima de ultraje, minutos antes de ingresar a su domicilio, cerca de las 02:00. Aquí, 11 sujetos que se movilizaban a bordo de cuatro camionetas bloquearon al vehículo tipo BMW y sacaron del interior, a la fuerza, al conductor y lo arrastraron para subirlo en uno de los automotores.

Al final, la esposa de la víctima intentó despertar al vecindario con el reiterado uso del pito del carro, pero todo es infructuoso y la pareja es secuestrada.

El hecho se viralizó en redes sociales. Los secuestradores, tras llevarse a la pareja, obligaron a que les pagaran para liberarlos. Según la mujer, al tener la aplicación de la banca móvil en su celular pudo hacer una transferencia de 10 mil dólares para evitar que asesinen a su esposo y para que no la violen.

Al siguiente día los dos fueron abandonados cerca de la Mitad del Mundo, en el sector de Pomasqui.

Se conoció a través de los afectados y de la Policía que el dinero transferido sufrió un reverso en la cuenta, por lo que los afectados han empezado a recibir mensajes amenazantes de estos antisociales, quienes advirtieron que conocen de las actividades diarias que realizan y que en cuanto salgan del departamento los volverán a interceptar si no pagan lo acordado.

Ante esta situación que ya suena más seguido en la capital, Kléver Carrión, oficial retirado de la Policía y exmiembro de la Unidad Antisecuestros (Unase), dice que si no se pone un límite a esta modalidad delictiva se corre el riesgo de que con el tiempo se convierta en una industria o comercio del secuestro.

Ahora, según él, ya no es suficiente sugerir a la población que evite las rutinas al salir o llegar a casa porque los secuestradores ya no estudian a sus víctimas, sino que las perfilan.

“Ellos salen a cazar. Los barrios o sectores de clase media alta son el objetivo porque ahí se supone existe gente con capacidad adquisitiva. Entre los factores que chequean para que sean blancos están el teléfono celular que usan, la forma de vestir, el vehículo que tienen, la casa donde viven, el mismo sector y el factor determinante para atacar es si la persona está distraída o no. Ellos perfilan como lo hace la Policía en un operativo delictivo o en un aeropuerto para detener a gente sospechosa por sus actitudes”, agrega.

Sobre la logística empleada por esta banda, de la que las autoridades han asegurado ya tienen conocimiento y están tras la pista, el exmiembro de la Unase acota que la forma de operar se ha modificado y que hoy en día utilizan entre dos o cuatro vehículos y a una gran cantidad de personas para dar el ‘golpe’, como una medida de amedrentamiento y para no dar espacio a reacción a la víctima.

“La finalidad es pedir una mayor cantidad de rescate. Si se usa más carros, más gente se gasta y por ende se pide más”.

Ante esta realidad y las alertas mencionadas, el exoficial recomienda a la ciudadanía mantenerse siempre alerta. Observar todo lo que pasa en su entorno y si ya hay un mínimo cambio o presencia de algo o alguien ajeno, notificar de inmediato a las autoridades y evitar ingresar a sus casas, como en el caso del video viralizado. También se sugiere no llegar a altas horas a casa, ni circular desprevenidos.

“En caso de notar algo o a alguien sospechoso cerca de casa es mejor seguir largo, como si no se viviera ahí hasta una UPC cercana y mientras se despeja la duda, llamar al ECU 911”, concluye Carrión.