
La tradición de las gallinas de maduro perdura en Colonche y Manglaralto
Un manjar ancestral que resalta el sabor de pueblos peninsulares
En las comunas de Colonche y Manglaralto, en la provincia de Santa Elena, aún se mantiene viva la preparación de las tradicionales gallinas de maduro, un plato ancestral que forma parte del patrimonio gastronómico peninsular.
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Esta delicia, que evoca la memoria de los abuelos y las celebraciones comunitarias, ha pasado de generación en generación como símbolo de identidad y arraigo cultural.
El nombre puede resultar curioso, pues la “gallina” en realidad no contiene carne de ave. Antiguamente, los pobladores reservaban las verdaderas gallinas para ocasiones especiales, como matrimonios, cumpleaños o festividades religiosas, y con el tiempo, el nombre se mantuvo para referirse a este exquisito preparado hecho a base de maduro.
Elaboración artesanal
Su elaboración es completamente artesanal. Los plátanos maduros se rallan finamente y se mezclan con canela y mantequilla, hasta obtener una masa suave y aromática. Luego, esta mezcla se envuelve cuidadosamente en hojas de plátano y se cocina bajo tierra, en un hoyo previamente calentado con abundante leña.
“El hueco debe estar muy caliente, con las brasas bien rojas; se dejan enterradas las envolturas toda la noche. Al amanecer se destapan y ya están listas las gallinas de maduro”, explicó Flora Suárez, comunera y conocedora de esta tradición culinaria.
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