
La Dama Tapada, la nueva protagonista de los Mojigos de Jujan
Más de 250 danzantes recorrerán este domingo las calles del cantón
Vestida de negro, con una máscara de cabello ensortijado, una especie de sombrero y un velo semitransparente que oculta su rostro, la enigmática Dama Tapada, personaje de las leyendas urbanas, se suma este año a la Danza de los Mojigos. Su incorporación marca un nuevo capítulo en la tradición cultural que cada agosto se vive en el cantón Alfredo Baquerizo Moreno, conocido como Jujan, provincia del Guayas.
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El encuentro será este 24 de agosto a partir de las 11:00, donde se estima que más de 250 danzantes salgan desde el Coliseo de Deportes para recorrer las principales calles del cantón, en una comparsa que mezcla lo festivo, lo colorido y lo fantasmal. El pregón ya cuenta con los permisos del COE Cantonal y promete ser uno de los eventos más concurridos de las fiestas patronales en honor a San Agustín.
Una danza con historia
La Danza de los Mojigos tiene su origen en 1930, cuando el fundador del cantón, José Domingo Delgado, organizó la primera comparsa para animar las celebraciones locales. Desde entonces, esta expresión cultural se ha mantenido viva por casi un siglo, convirtiéndose en la única comparsa de la Costa ecuatoriana encabezada por un diablo montado a caballo, una figura que abre el desfile y que se complementa con otros personajes como El Diablo de Oro, El Diablo de Plata y La Llorona.
La danza ha sido reconocida por la Casa de la Cultura como una manifestación singular, heredera de las antiguas “mojigangas” coloniales, donde lo burlesco y lo festivo se fusionaban. En Jujan, esta tradición se ha fortalecido como símbolo de identidad y unión comunitaria.
Preparativos y nuevo personaje
De acuerdo con Santiago Medrano, miembro de la Comisión Organizadora, este año se trabajó durante tres meses en los preparativos para garantizar que la comparsa conserve su esencia y al mismo tiempo incorpore nuevos elementos. Una de las novedades más esperadas es precisamente la inclusión de la Dama Tapada, cuyo vestuario ha sido cuidadosamente elaborado para mantener la esencia de la leyenda.
El artesano detrás de las nuevas máscaras es Wilmer Gómez, un joven de 24 años que lleva nueve siendo mojigo. Inspirado en la visita que realizaron a la Diablada de Píllaro, en Tungurahua, Wilmer decidió aprender el oficio y este año elaboró tres máscaras, la de la Dama Tapada, un Duende y un Diablo. “Usé molde, papel y varias capas de barniz para que duren y se vean bien trabajadas”, contó. Con la ayuda de su hermano y su primo, espera completar otras tres piezas que serán estrenadas en la jornada festiva.
Un legado que perdura
La Danza de los Mojigos no distingue edades. Entre los participantes hay desde bebés de apenas ocho meses y adolescentes de 13 años quienes ya tienen listo su vestuario. Uno de ellos, que baila desde los cinco, confesó que inició para perder el miedo que sentía al ver a los diablos pasar frente a su casa. Al igual que Wilmer en su infancia, el baile se convirtió para él en un acto de valentía.
Durante el recorrido, los mojigos no solo asustan y divierten, sino que también reparten dulces, bailan al ritmo de las bandas de pueblo y reciben monedas de los espectadores, quienes agradecen así el esfuerzo que cada año realizan los participantes.
En esta edición, la comparsa rendirá un homenaje especial a Wilfrido Morán, uno de los pioneros que impulsó la continuidad de este baile popular. “Nuestro objetivo es que esta tradición nunca se pierda, porque es lo que nos identifica como jujaneños”, expresó Medrano.
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