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.- Fotografía aérea cedida por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas de Ecuador.Cortesía

Alausí resurge al ritmo del tren: una ruta de regreso a la esperanza

Tras el deslave de 2023, la reactivación del ferrocarril a la Nariz del Diablo revive el turismo EN Chimborazo

Alausí, en Chimborazo, parecía apagarse después del deslave que en 2023 sepultó a cinco barrios y dejó a la ciudad al borde del silencio. Pero el retorno del tren a la Nariz del Diablo cambió el rumbo: lo que era nostalgia volvió a ser movimiento, y con cada viaje los mercados, las plazas y las comunidades recobran vida.

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El tren vuelve a recorrer el patrimonio ecuatoriano.PATRICIA OLEAS

El anhelo del regreso del tren

La estación principal, patrimonial y hoy llena de visitantes, se ha vuelto a llenar de colores y música. música. Autoridades locales y nacionales llegaron el pasado 20 de agosto para cortar la cinta y hacer oficial la reactivación de la ruta, pero el verdadero festejo no estuvo en los discursos sino en las miradas de la gente. 

Desde el 5 de julio, cada fin de semana decenas de visitantes se han dado cita para vivir la experiencia del zigzag más famoso del mundo, y con ellos, artesanos, pequeñas cafeterías y puestos de comida volvieron a levantar sus puertas. “Nos estábamos muriendo, la gente se fue.  Después de la tragedia, Alausí se convertía en un pueblo fantasma. Ahora ya hay vida, los buses llegan, y en los pequeños pueblitos que recorren la ruta hay gente: niños, familias enteras”, cuenta María Taday, mientras sirve una porción de salchipapas.

Tren de Alausí
Turistas como Gina Zevallos viajaron desde Guayaquil para vivir la experiencia en el tren y las localidades que recorre la ruta.EXPRESO

Pero el renacer del tren no sería posible sin quienes se aferraron a él cuando todo parecía perdido. Sergio Luna, maquinista, pasó dos años sin sueldo impulsando la reapertura, convencido de que algún día el ferrocarril volvería a respirar. Recuerda las reuniones con el alcalde de entonces y el esfuerzo compartido con otros compañeros. “Lo llaman el tren más difícil del mundo, por la ruta que atraviesa, pero para mí es el más hermoso”, alega.

Ese sueño se hizo realidad con un convenio firmado entre el Gobierno Nacional, el Ministerio de Obras Públicas y el municipio de Alausí, donde se entregaron $685.000 dólares para la rehabilitación de estaciones, intervención de locomotoras y adecuación de espacios culturales bajo un modelo de gestión que combina lo público y lo privado. Hoy, junto a más de 60 trabajadores, Luna volvió a tener un empleo digno. “Durante dos años trabajé sin sueldo, impulsado por la certeza de que el ferrocarril Alausí-Nariz del Diablo volvería a respirar. Y lo hizo”, sentencia.

La comunidad, el otro motor del tren

Más allá de la estación, las comunidades celebran a su manera. En Tolte, parroquia Pistishi, el mirador se transformó en un escenario natural. Desde allí, el tren se ve diminuto, luchando contra la roca casi vertical que dio nombre a la Nariz del Diablo. La comunidad ha reabierto un centro con comedor, áreas de descanso y un escenario para la danza. Los visitantes son recibidos con música y trajes tradicionales.

En la estación de Sibambe, la comunidad de Nizag también revive. Más de 30 comuneros ofrecen su gastronomía y un pequeño museo donde cuentan la historia de su pueblo. Entre ellos está Miguel Naula, inseparable de su llama, con quien los turistas posan para la foto. “Cuando cerraron, era pura tristeza. Muchos hijos se fueron porque la agricultura ya no alcanzaba. Ahora regresé y, además de las fotos, llevamos a la gente a caminar por nuestra comunidad”, dice, con la certeza de que el tren les devuelve no solo visitantes, sino dignidad.

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La plaza central cobra vida con actividades tradicionales.PATRICIA OLEAS

El viaje también despierta memorias íntimas. Sandra Bermeo, madre de dos jóvenes, vio en sus hijas el asombro de quienes pisan por primera vez este trayecto. “Escucharon mis historias y las de mi madre. Pasar por el precipicio y ver su emoción fue como revivir mi infancia”, confiesa.

Los números acompañan a las emociones: más de $100.000 dólares en ingresos en apenas un mes, antes de la inauguración oficial, según confirmó la vicepresidenta María José Pinto. Pero lo que realmente cuenta es la vida que regresa. Alausí, que lloró a sus barrios perdidos y se resistía a desaparecer, vuelve a moverse al ritmo del tren. No es solo un viaje en zigzag: es un viaje de regreso a la esperanza

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