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Una reforma impostergable

La pandemia ha develado con enorme elocuencia las carencias de casi todos los países en los sectores destinados a la atención de la salud.

La pandemia que el mundo está enfrentando ha develado con enorme elocuencia las carencias de casi todos los países en los sectores destinados a la atención de la salud de los habitantes. Solo por excepción han funcionado en acuerdo con los requerimientos de una grave emergencia sanitaria.

Ello, que no es excusa para justificar los décifits evidenciados en Ecuador, añade en nuestra patria la sucia pandemia de la corrupción que, creciendo a lo largo del tiempo, ha llegado a ser impúdica, al punto de perpetrar negociados al costo de la muerte de muchos compatriotas.

Gran contribución haría el Ministerio de Salud Pública si promoviese un debate nacional sobre la reforma del sector.

Sumado a ello un profundo grado de desorganización de los distintos sectores que lo integran, resulta impostergable su reforma, para devolverle la ética, reconstituir un sistema nacional de salud y recuperar la indispensable articulación interinstitucional bajo la rectoría del Ministerio de Salud Pública.

Respecto al combate a la corrupción pareciera que hay ánimo de ir limpiando al sector; recientes nombramientos y despidos así permiten pensar pero, cabe resaltar que la mafia incrustada en diversos niveles de dirección es poderosa.

Ojalá el actual ministro de Salud condujese al menos un profundo debate, respecto a una reforma que situaciones cual las vividas vuelven impostergable.