Opinión

Sin kaláshnikov no hay paraíso

Las personas que piensan, recomiendan muy poco opinar inmediatamente que ocurra un acontecimiento, porque en la inmediatez es imposible tejer el proceso de pensar el suceso.

Las personas que piensan, recomiendan muy poco opinar inmediatamente que ocurra un acontecimiento, porque en la inmediatez es imposible tejer el proceso de pensar el suceso. Las redes sociales son eso y está bien, el trabajo allí no es pensar, sino exaltar desde la emoción.

A esto le podemos sumar el micrófono abierto que tienen algunos presentadores, cuyos espectadores son toda una sociedad. Su trabajo tampoco es pensar, sino, ganar rating para poder conseguir auspiciantes y sostener programas que estupidizan. Precisamente ese discurso miope e irresponsable, siempre escuchado en Occidente, es el que ocasiona posteriormente insurgencias.

Fue un acontecimiento la retirada de las tropas estadounidenses de la Antigua República de Afganistán, hoy llamada Emirato Islámico de Afganistán. Pudimos desde un inicio condolernos, los occidentales estupidizados por los medios y las pasiones, repudiar las acciones de Biden y reprochar la toma talibán. Lo hicimos, porque no comprendemos ni a los talibanes, ni al Islam.

El problema es no querer comprender la diferencia del otro, porque la diferencia es bárbara desde el occidentalismo. Les decimos terroristas, pero ¿de dónde surgieron? ¿Acaso no fue Occidente estupidizado, con la matanza de niños y mujeres inocentes, que despertó la defensa de quienes se consideraron bárbaros hoy llamados terroristas? Así, las suscripciones a estos hechos con sofismas, como lo hacen intelectuales como el francés Bernard-Henri Lévy, son vergonzosas.

Se dio razón a las enseñanzas de guerra del Corán, poseedor de herramientas suficientes para que tres individuos con kaláshnikovs pongan de cabeza al mundo en nombre de Alá, mientras que Estados Unidos con su armamento multimillonario nunca ha hecho un cambio real.

El Islam que es una religión (la religión por definición) sin espacio ni tiempo, tiene sus propias divisiones: están los que se basan en las enseñanzas pacíficas y una minoría que sostienen las bélicas. Ambas posturas siguen las enseñanzas a rajatabla. ¿Qué es lo que se espera? Que, a través de la razón y la reflexión, puedan ellos mismos ajustarse a la modernidad democrática, sin comprometer sus propias creencias, respetando los derechos y creencias de cada hombre y mujer.