Editoriales

Vigilancia ciudadana

"Los gobernantes deben comenzar por lo básico, hacer respetar la Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública, cuyas disposiciones pasan desapercibidas en las entidades burocráticas"

Cada vez que ocurre un escándalo de corrupción, el discurso es el mismo: lucha frontal, hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga... La lista de lugares comunes es infinita, al igual que las promesas de una justicia que no llega y una esperanza que se agota. Al final, los procesos se dilatan sin que nadie caiga -o solo por un tiempo-, mientras la ‘lucha frontal’ se desvanece entre artilugios hasta quedar sepultada en los archivos de la infamia. Y en medio, el incómodo silencio político. Pero tras la oferta, un nuevo caso invade la escena pública, creando así una espiral interminable de irregularidades por resolver. Para predicar con el ejemplo, los gobernantes deben comenzar por lo básico, hacer respetar la Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública, cuyas disposiciones pasan desapercibidas en las entidades burocráticas, que tienen la obligación de viabilizar cualquier pedido de la sociedad civil, sin restricciones. Esto incluye detalles de contrataciones y compras públicas, así como también de datos concretos sobre el manejo de las arcas fiscales.

Con este mecanismo de vigilancia se podrían evitar millonarios perjuicios al Estado. De lo contrario, los ofrecimientos solo servirán para lucirlos como listones en las solapas del populismo.