Una seguridad reforzada integralmente

Ecuador no está declarado suelo de guerra, sin embargo en el país se libra una: contra el narcotráfico

Los tentáculos del Grupo Wagner, que la semana pasada pusieron contra la pared al ejército ruso, se extienden a lo largo de una decena de países, una amenaza que ha generado alerta mundial. En Ecuador, más allá de la simple curiosidad, debería llevarnos a reflexionar sobre la vulnerabilidad de nuestro territorio y de cuán desprotegidos podemos estar.

La compañía privada de mercenarios que por años ha venido operando como un ejército ruso bajo la sombra, demuestra lo sencillo que podría resultar que un grupo de esas características surja de la disidencia y opere en la ilegalidad. Ecuador no está declarado suelo de guerra, sin embargo en el país se libra una: contra el narcotráfico, que se expande y cuyas reales consecuencias no alcanzamos a dimensionar; es un territorio que en términos de protección nacional ha demostrado ser frágil. La política de seguridad del país no debería apuntar solo a meter presos a los delincuentes, sino a fortalecer sus pilares de defensa. Urge analizar si en un escenario como el que se vive es prioritario mejorar la inversión de recursos en nuestras Fuerzas Armadas; reflexionar sobre lo prudente de reorientar al Ejército a tener una gran policía de control y una fuerza aérea equipada. No contar con aviones ni equipos -básicos y de tecnología de punta- es una tomadura de pelo. La seguridad nacional debe reforzarse integralmente.