Editoriales

Seguridad solo para privilegiados

El Gobierno debe dar un paso definitivo y terminar con las diferencias de ciudadanía. La seguridad no puede ser un privilegio de pocos.

El incremento desbocado de la delincuencia saca a la luz el contraste existente entre las diferentes categorías de ciudadanía que hay en el país, pues el Estado invierte grandes cantidades en la protección de ciertos ecuatorianos privilegiados, destinando a ello fondos que deberían dirigirse a la seguridad de todos los habitantes del Ecuador. Ni el serrano, ni el costeño, ni el amazónico, ni el insular tienen preponderancia unos sobre otros. A todos los ecuatorianos, sin excepción, nos asiste por igual el derecho a la seguridad garantizado por el Estado. Sin embargo, se ha descuidado el combate de la delincuencia, en especial en Guayaquil, y Urdesa es uno de los puntos de la ciudad más expuestos a ella. Hay un abandono evidente por parte de la Policía en este barrio. La desolación contribuye tanto a la inseguridad, que se ha llegado a extrañar a los cuidadores de carro, pues ante su presencia los robos eran menores.

De nada servirá el esfuerzo de los propietarios de locales comerciales y restaurantes para reactivarse, si por la actividad delictiva ven mermados sus pocos ingresos, haciendo peligrar los empleos de estos establecimientos.

El Gobierno debe dar un paso definitivo y terminar con las diferencias de ciudadanía. La seguridad no puede ser un privilegio de pocos.