Al rescate de Durán

Es intolerable que una jurisdicción que supera los 230.000 habitantes deba encerrarse entrada la noche por temor a la delincuencia

No hace falta vivir en o cerca de Esmeraldas para sentir y ver con el máximo realismo posible lo que sucede en esa provincia. A pocos kilómetros de Guayaquil y a escasos de Samborondón está Durán que, con las distancias del caso, puede ser el vivo reflejo de la provincia verde en cuando a los niveles de delincuencia y crimen organizado.

Existe una promesa del Gobierno Nacional de proteger a este cantón de la provincia del Guayas, pero su esfuerzo se ve opacado por cada nuevo y cada vez más frecuente hecho violento que copa las portadas de diarios y noticieros. Que en este cantón hayan aparecido los primeros cuerpos colgados en un paso peatonal constituyó una gran alerta que se ignoró o se escuchó levemente y ahora se ven las graves consecuencias.

Es intolerable que una jurisdicción que supera los 230.000 habitantes deba encerrarse entrada la noche por temor a la delincuencia, con el agravante de que esta misma localidad aún no tiene agua potable al 100 % de su cobertura, lo que implica una calidad de vida deplorable.

Los duraneños merecen caminar con tranquilidad por sus calles, y la única manera de arrancar a este cantón de las garras del crimen organizado es recuperando el tejido social y fortaleciendo la clase media que tanto le fastidia a los socialistas del siglo XXI.