Reformar los partidos políticos

El régimen y la estructura de los partidos políticos está requiriendo una profunda reforma.

La importancia de los partidos políticos en la construcción y afianzamiento de los ideales democráticos es indispensable. Por ello mismo hay que proceder a reformarlos. En su actual estructuración son visibles múltiples falencias, algunas de ellas de origen y tan graves que desvirtúan sus funciones, haciéndole enorme lesión a la ya de por sí decaída imagen de la política. Convertidos muchos en apenas agencias electoralistas sin doctrina y sin militancia capacitada, se hace difícil de aceptar por parte de la opinión pública que el Estado les otorgue financiamiento. Más todavía cuando es extendida la sospecha de que múltiples de esas instituciones fueron creadas precisamente para hacerse acreedoras al fondo partidario o para librarse de la cárcel. Peor todavía, a algunas de ellas se las puede definir como partidos de alquiler, disponibles para el mejor postor, sin que medien otras consideraciones que la codicia y el oportunismo.

El desencanto que lo señalado produce en el electorado hace que la adhesión partidaria se dé por excepción y que existan ciudadanos que han contribuido con su firma a la fundación de muchos de esos membretes. O que recién llegados al partido sean candidatos presidenciales. El régimen y la estructura de los partidos políticos está requiriendo una profunda reforma.