Los mismos pecados
Guayaquil y Quito comparten también el mismo pecado: escoger autoridades sin proyección, sin visión, sin planificación
Guayaquil y Quito, tan diversas y a la vez tan parecidas. No hace falta viajar a la otra ciudad para sentir los mismo problemas. Son, algunos, como calcados en un papel.
La avenida 9 de Octubre del Puerto Principal cae en la penumbra al ocaso. Su vida se apaga con la caída del sol y pasa a convertirse en un lugar peligroso donde pululan la delincuencia y la prostitución. Un panorama similar atraviesa de extremo a extremo la avenida Amazonas en el sector de La Mariscal. Deprimido. Abandonado. Con letreros de alquiler donde antes habían vivos locales comerciales. El tráfico vehicular, ni se diga. Un dolor de cabeza en la capital y otro igual de intenso para quienes transitan por Guayaquil en horas pico. El aeropuerto de Tababela, motivo de migraña quiteña: más de una hora para llegar con tráfico denso. Uno similar, fuera de la ciudad, se quiere construir en Guayaquil, teniendo a la vía a la costa -de por sí ya congestionada y concebida sin vías laterales ni transversales- hasta ahora como su única vía de acceso.
Guayaquil y Quito comparten también el mismo pecado: escoger autoridades sin proyección, sin visión, sin planificación. Que piensan en hacer obra tras obra tras obra pensando en las próximas elecciones y no en el bienestar común.