Oro olímpico otra vez

Ha sido motivo de gran regocijo, el haber superado el complejo de ser eternos colistas, en diverso tipo de actividades competitivas’.

El Ecuador no tiene generalmente muchos motivos para celebrar, peor todavía en los días que corren, cuando se encuentra haciendo esfuerzos para proteger a su población de la pandemia de COVID-19 y tratando de superar la crisis económica y también la ética (que abochorna a todos y genera desencanto). Se conmueve, y con razón, al lograr victorias deportivas de la magnitud que se premia con preseas olímpicas. Ese es el acontecimiento que ahora es de justicia relievar, dedicándole el espacio editorial.

Bien merecido tienen este y otros múltiples reconocimientos, las dos jóvenes hermanas carchenses: Poleth Mendes y Anaís Méndez, que han hecho sonar, por partida doble, el Himno Nacional en la vecina Tokio, en la otra orilla del Pacífico, donde se están escenificando los Juegos Paralímpicos 2020. Entrenando en sus inicios con piedras de diferente peso y, sobre todo, con mucha voluntad de superación y escaso apoyo oficial, sus logros, al igual que otros triunfos recientes, a más de hacernos sentir orgullosos deberían determinar a la ciudadanía y a las autoridades responsables de esa importante actividad, a brindarles todo el apoyo posible. Ello porque le da fuerzas morales a los jóvenes, librándolos los diversos vicios que hoy los acechan, y porque levanta el espíritu y el sentido de identidad de todos.