El nuevo alcalde: ¿la solución para Quito?

El resultado es que desde hace casi una década ha sido un dolor de cabeza del Municipio

La llegada del nuevo alcalde al Municipio de Quito genera una inmensa esperanza de que se solucione uno de sus mayores problemas: la bajísima ejecución presupuestaria. A pesar de las inmensas necesidades y urgencias de la ciudad, la ejecución del presupuesto en obras en el mejor de los casos llega apenas al 60%. Conceptualmente, el problema no está en la falta de dinero, como se afirma en discursos de campaña, sino en la capacidad de ejecutar obras.

La llegada del nuevo alcalde puede significar una solución pues se desempeñó como director de planificación en una administración anterior y fue el arquitecto de la estructura legal vigente. La rigurosidad burocrática que se montó desde entonces hace que los administradores de los fondos municipales, por miedo a Contraloría o por errores que cometen dada la complejidad burocrática, fracasen en sus intentos de invertir los recursos en obras. El resultado es que desde hace casi una década ha sido un dolor de cabeza del Municipio. Ahora que el mentor de ese sistema llega a dirigir sus destinos, es de esperar que tenga la solución. Nadie como él conoce tanto del tema.

Desde que salió electo, se ha presentado casi siempre como un tecnócrata sensato y poco dado a ofertas populistas. Es entonces legítimo que los quiteños tengan una expectativa positiva de que su llegada destrabe la realización de obras en la ciudad.