Medallas a la ineficiencia

Si en algo es eficiente el sector público es en ser ineficiente en muchos aspectos

Están ahí a la vista de todos, como iconos de la ineficiencia. La invisible refinería de El Aromo y la repotenciación de la de Esmeraldas: constituyen la gran medalla a la incapacidad, por decir lo menos, que pesa sobre el cuello de quienes gastaron millones de dólares de los contribuyentes en aplanar un terreno donde no funciona nada y más recursos para una repotenciación dudosa.

Y si hay que repartir más medallas, estas se las llevan quienes están llamados a controlar el contrabando de combustible. Dinero de los ecuatorianos se fuga por las trochas de las fronteras del norte y del sur, sin que este ni anteriores gobiernos tomen decisiones realmente efectivas para detener este ilícito. El contrabando es todo un negocio que el Estado no puede desmantelar todavía. Y así se puede seguir repartiendo preseas.

Si en algo es eficiente el sector público es en ser ineficiente en muchos aspectos. Mientras tanto, los contribuyentes siguen pagando impuestos y recibiendo migajas del Gobierno. Si se buscara ser más eficientes, el dinero alcanzaría y hasta sobraría. Pero a la corrupción enquistada en el sector público le conviene tener un Estado incapaz para mantener sus negocios ilícitos. Una vez que se rompan esas cadenas, los ecuatorianos verán retribuidos sus impuestos con verdaderas obras y no promesas. Por ahora, lamentablemente, seguimos arrastrando las cadenas.