Editoriales

Injusticia imperante: un caso emblemático

'No se juzga con base en principios. Se reacciona en función de simpatías o desafectos. Así, se es injusto en el comportamiento’.

La sabiduría popular, con enorme nobleza, recomienda hacer el bien sin mirar a quién. También debería poder exclamarse: hacer justicia sin mirar a quién. Partiendo de ese reconocimiento el presente editorial quiere llamar la atención ciudadana respecto a las diversas manifestaciones discriminatorias que la aplicación, recta o torcida de la ley, aún mantiene. No es su intención, por tanto, criticar el comportamiento que frente al denominado caso Restrepo, por ejemplo, mantuvieron las instituciones y las personas, especialmente las que gustan sentirse o denominarse de izquierdas. Se llegó al extremo de acusar del asesinato al expresidente Febres-Cordero y a su ministro Robles Plaza. Hace ocho años en cambio se permitió, sin reacción social, con miedo, que durante la década infame se condene a veinte años de prisión a Carolina Llanos como autora intelectual del asesinato de tres personas (caso Quinsaloma), en ánimo de hacer daño y pretender que claudique Galo Lara, en su permanente denuncia.

No se logró el perverso propósito. La Corte Nacional de Justicia acaba de establecer el estado de inocencia de la señora Llanos. Lara no dejó de acusar y también está libre. Lo actuado, al menos, sirvió para evidenciar hasta dónde puede llegar el afán desmesurado de poder sumado a una rampante corrupción.