Los impresentables

Es tan débil la estructura que incluso las tiendas de mayor trayectoria y consolidación admiten que no pueden garantizar que en su papeleta haya aspirantes íntegros ni tampoco que se alineen a sus siglas. Es la ruleta rusa

Poco se paga a los asesores políticos que consiguen levantar una imagen presidenciable o de cualquier otra dignidad en impresentables personajes como los que luego, desde el púlpito de poder, muestran ser.

Casi como de milagro debería considerarse que terminen con victoria la carrera electoral personas que no saben ni leer ni mucho menos ver la diferencia entre comisión legítima y coima, entre tráfico de influencias y elección de cargos de confianza, entre buscar políticas de consenso y repartir prebendas a cambio de apoyos. Esa fauna está en los cargos de representación de este país y de los vecinos también. Son elegidos por una carta de presentación engañosa, que termina perjudicando a los intereses del país. Incluso, llevando a la voluntad colectiva al arrepentimiento.

¿Son las personas o es el sistema? Son ambos. Caraduras habrá siempre, pero es tan fácil construir una candidatura que no hace falta ni tener organización política o candidato. Pueden buscarse apósitos en los dos casos. Es tan débil la estructura que incluso las tiendas de mayor trayectoria y consolidación admiten que no pueden garantizar que en su papeleta haya aspirantes íntegros ni tampoco que se alineen a sus siglas. Es la ruleta rusa.