Ignorancia y corrupción

'La actual crisis hace imprescindible realizar una profunda reforma del sector salud. Pese a que la situación hace lucir inoportuna la propuesta, si no se la realiza, el sector no tiene funcionalidad’.

Es indudable que la COVID-19 ha evidenciado que ningún sistema de salud en el mundo estaba preparado para una pandemia con las características de la actual. Es obvio que nunca, ningún sistema podrá estarlo. La pandemia deja notar -también- que hay sistemas mejor preparados que otros o, lo que no es lo mismo, sistemas nada preparados.

El caso del Ecuador es emblemático de esta última situación: pese a que desde los primeros años de la década de los 80 -y hasta los 90-, se realizó un gran esfuerzo por robustecer un Sistema Nacional de Salud, la corrupción y la ineficacia presuntuosa de la década infame tuvieron un efecto demoledor sobre lo que se pudo construir. Se nos puso en indefensión epidemiológica, al dedicar la mayor parte de los recursos económicos, por entonces abundantes, a la construcción hospitalaria, en deterioro de las acciones de salud pública.

A Guayaquil, capital de región a la que siempre se le respetó las condiciones derivadas de su ubicación geográfica y su calidad de puerto, se la privó de su Instituto Nacional de Higiene, culminando un persistente despojo. A la fecha, se instala el Ministerio de Salud Pública en Guayaquil. Buena medida que, ojalá, liquide el centralismo en salud y el uso partidista del sector.