La ideología es un membrete

La responsabilidad recae no solo en quien postula, o en quien acepta la postulación, sino también sobre quien vota por esos candidatos’.

Las ideologías políticas pierden valor. Las líneas generales de la izquierda, de la derecha, del centro siguen siendo en esencia las mismas, son quienes las abanderan los que han cambiado. La calidad de los políticos ecuatorianos, salvo honrosas excepciones, se ha menoscabado tanto que arrastra con ellos a los ideales que representan sus colores y números de lista.

Los partidos políticos han asumido el camino fácil. La televisión termina convirtiéndose en una especie de catálogo de eventuales candidatos y, si el voto los favorece, de futuros funcionarios públicos. El origen no es lo cuestionable, sino el uso recurrente de una práctica que debilita a las ideologías políticas, que ahora parecen más una etiqueta que se saca y se pone a conveniencia o según lo que reflejan las encuestas. Es precisamente la casi inexistencia de ideales claros dentro de los partidos políticos lo que facilita este salto de uno a otro sin el mayor rubor.

La responsabilidad recae no solo en quien postula, o en quien acepta la postulación, sino también sobre quien vota por esos candidatos. Si los tres eslabones no asumen el compromiso de escoger a los más capacitados, aceptar con madurez y votar informadamente, el país está condenado a políticos silentes, que les dicen qué hacer y cómo votar. Y las ideologías a ser un simple membrete.