¡Hora de cambiar!

"Es una invitación a a la mediocridad y al abuso, pues candidaturas y dinero van de la mano y el presupuesto tiene que apropiar recursos que tienen mejores usos que el dispendio sin propósito..."

El régimen de elecciones en Ecuador contradice la práctica de la democracia. La desviada noción de representatividad que prevalece es determinante para armar estampidas de candidatos a todas las dignidades, desde la presidencia hasta los representantes de las juntas parroquiales, muchos de ellos pidiendo y viviendo su cuarto de hora de atención, convidando a un festín de promesas irrealizables y pregonando doctrinas de desquite social contra teóricos explotadores. Es una invitación a la mediocridad y al abuso, pues candidaturas y dinero van de la mano y el presupuesto tiene que apropiar recursos que tienen mejores usos que el dispendio sin propósito, excepto por el beneficio para los caciques de las llamativas tiendas políticas. Los medios se ven forzados a dar espacios y ubicar recursos, so pena de ignorar el clamor de atención de quienes jamás admitirán la irrelevancia de sus mensajes.

Es patente el deterioro en la clase política, deterioro reflejado en la Asamblea Nacional, donde entre los glosados y los de dudosa reputación forman un bloque sólido que, por su circunstancia, están en capacidad de definir la suerte de un país que no requiere de su concurso. Es hora de terminar con este bodrio.