El habla les falla a los líderes

A puertas de un proceso electoral para renovar o ratificar a las autoridades seccionales, cabe reflexionar acerca de si la clase política ha cumplido con su cometido de hacer mejor la vida de las personas’.

El silencio solo levanta sospechas. Los líderes de los partidos y movimientos enmudecen cuando la polémica y el escándalo vuelven a florecer en la tan particular forma de hacer política de nuestro país. La destitución y censura de cuatro de los vocales del Consejo de Participación Ciudadana levanta, por lo menos, algo de suspicacia. Ninguno de los líderes políticos ha mantenido una postura y voz cuestionadora ante el hecho de que el juicio político prosperara sin un informe de la Comisión de Fiscalización y de que los dardos solo apuntaran a cuatro y no a los siete vocales.

Y los silencios son como un virus, se multiplican. Ninguna cabeza visible de los partidos y movimientos se ha referido al escándalo de las vallas publicitarias en Guayaquil. A los retrasos constantes en las obras del Municipio que afectan a los negocios de la calle Guayacanes. Tampoco a los casos de diezmos en la Asamblea Nacional.

A puertas de un proceso electoral para renovar o ratificar a las autoridades seccionales, cabe reflexionar si la clase política ha cumplido con su cometido de hacer mejor la vida de las personas. Si no, la actividad política debe entrar en un proceso urgente de purificación para que ponga, de una vez y por todas, al ciudadano por encima de sus intereses.