Ganó el irrespeto

Los candidatos tienen que aprender a respetar los espacios públicos, en los que no pueden provocar contaminación visual ni auditiva

El irrespeto total de los candidatos al ciudadano, con el cierre de calles y la congestión vehicular provocada en sus recorridos y cierres de campaña, contrasta con sus promesas de atención a los pobladores de las ciudades que quieren administrar y sus discursos de atención en todos los aspectos, con los que pretenden convencer al electorado de cada uno de los 221 cantones del país, que el domingo escogerá a sus prefectos, alcaldes, concejales y miembros de las juntas parroquiales.

Los políticos deben aprender que su participación en una campaña electoral no les da autorización para provocar desorden ni caos, peor para provocar contaminación visual y auditiva, con la colocación de grandes letreros y la circulación de vehículos con altoparlantes que aumentan la presión sonora de por sí fuera de los rangos permitidos.

La desconsideración puesta de manifiesto en los últimos 30 días en el país, demuestra las debilidades y carencias que tienen los aspirantes a las diversas dignidades de elección popular. La población ecuatoriana tiene que sopesar y analizar sus actuaciones y decidir el voto pensando en el bienestar común. Quedan tres días para una reflexión que debe hacerse a conciencia, porque lo que está en juego es el futuro de cada ciudad del país.