Esperanzas frustradas

Estas disposiciones no han disminuido las aglomeraciones en los puntos más conflictivos en ciudades como Quito y Guayaquil, pero sí las ventas, socavando una incipiente recuperación económica.

El 2020 será recordado como difícil de principio a fin. Si alguna esperanza había de recuperar algo de lo que no se logró económicamente desde marzo, cuando se inició la pandemia, esta se perdió el con el anuncio de las nuevas medidas vigentes. Una vez más, acciones reactivas inesperadas echaron abajo las expectativas del comercio, el turismo y el entretenimiento en general. Así, las inversiones realizadas en preparación para los feriados se convertirán en deudas impagables, en pérdidas irrecuperables y en nuevos despidos de personal.

Las restricciones de movilización según el número de la placa limitaron el traslado hacia destinos turísticos de sierra y costa, obligando a los visitantes a regresar el mismo día, en la mayoría de los casos, sin hacer uso de alojamiento en hoteles y hosterías. Asimismo, el cierre total de las playas restó el mayor atractivo para el desplazamiento hacia las zonas costeras. Estas disposiciones no han disminuido las aglomeraciones en los puntos más conflictivos en ciudades como Quito y Guayaquil, pero sí las ventas, socavando una incipiente recuperación económica.

La suma de las responsabilidades individuales hace la conducta colectiva. Es indispensable concienciar a la población con una campaña educativa insistente y permanente.