Esperanza y acción

Aunque razones para el pesimismo siempre sobran, pensemos en los pequeños y grandes logros obtenidos y mantengamos viva la esperanza

Reconociendo toda la amplia gama de carencias humanas, éticas, administrativas, políticas y hasta psicológicas que todavía abruman al Ecuador, y que no hay una magia especial que permita superarlas en razón de la finalización de un año y el comienzo de otro, cabe hacer un llamado a la esperanza para evitar que el pesimismo se convierta en una profecía autocumplida.

Por el contrario, y está científicamente probado, abrigar la esperanza tiene un especial poder sanador por el solo hecho de mantenerla viva. Con mayor razón todavía, cuando la esperanza se robustece por la acción dirigida a convertirla en hermosa realidad.

Así ocurrió con la vacunación para lograr protección frente a la COVID-19. La meta lucía alta pero, era necesario obtenerla y juntando voluntades la alcanzamos y ahora persistimos en lograr, con la confianza de poder hacerlo, la cobertura universal.

Revise entonces sus planes de acción el nuevo gobierno y conviértalos, mediante el diálogo, en el plan de todos, para que la esperanza de empujar con fuerza en la misma dirección se concrete en progreso y bienestar.

El Gobierno tiene que procurar también el encuentro con la esperanza.