Editorial: Reconstrucción vial
Los enormes baches y daños generales en la red vial del país no solo son la causa de numerosos accidentes; también allanan el camino a la delincuencia
El mal estado de algunos anillos y tramos viales de la troncal vial de la Costa no solo se han convertido en una amenaza para la circulación vehicular sino que allanan el camino para que la delincuencia organizada asesine, secuestre y asalte a los conductores y demás ocupantes de los vehículos livianos y pesados que los transitan.
Los grandes baches, que obligan a bajar la marcha por debajo de los veinte kilómetros por hora, como ocurre con el anillo vial de Quevedo, no pueden esquivarse en la oscuridad; de allí que pocos se atrevan a transitarlos después de las siete de la noche y antes de las seis de la mañana. Si no son los accidentes son los delincuentes los que amenazan la vida de los conductores. Por lo tanto se requiere con urgencia el reasfaltado de los pasos laterales de El Empalme, Balzar, Palestina y Santa Lucía, más aún cuando se está a semanas del anunciado azote de las lluvias provocadas por la presencia del fenómeno climático El Niño.
El descuido que muestran estos y otros espacios viales, entre ellos el que conecta a Santo Domingo con Esmeraldas, genera incluso la impresión de que la desatención gubernamental fuera intencional. La reconstrucción de las redes viales destruidas es primordial para que disminuyan los accidentes, pero también la inseguridad.