Editorial: Motivos válidos

No hay que escarbar mucho para saber que existen otros motivos por los cuales la fiscal debería ir a rendir cuentas a la Asamblea 

Fiscalizar no es malo, sí lo son los motivos detrás de esa fiscalización. Si no responden a los intereses de todos los ecuatorianos y sí a los de unos cuantos, entonces no es fiscalización, sino venganza y resentimiento. El intercambio de tuits entre un asambleísta electo y un expresidente prófugo de la justicia dejó en evidencia que el juicio político a la fiscal general es el pegamento con el pretenden unir a una mayoría en la Asamblea Nacional.

El motivo pueril al que se aferran el expresidente y su séquito es el de un supuesto plagio de la tesis de la entonces estudiante y ahora fiscal, que ya fue desvirtuado por quien debía hacerlo: la universidad que le otorgó el título. No hay que escarbar mucho para saber que existen otros motivos por los cuales la fiscal debería ir a rendir cuentas a la Asamblea. ¿Por qué sigue en libertad quien, en dos ocasiones, destruyó la ciudad de Quito cobijado por la figura de la protesta social en sendos paros nacionales? ¿Por qué no se formularon cargos en contra de una exalcaldesa quien confesó haber ordenado el ingreso de camionetas municipales en el aeropuerto de Guayaquil para impedir el aterrizaje de un avión humanitario en medio de la pandemia? ¿Por qué se sigue empollando los JJ Papers?

A ninguno de esa mayoría le conviene llevar esos temas a la Asamblea. Pesan más sus intereses que los de la ciudadanía.