Banco del Pacífico cerró un nuevo año con utilidades récord como resultado de la reestructuración a la que se ha venido sometiendo en los últimos años, ganancias que se han podido obtener gracias a una administración privada. Esto tendría que hacernos reflexionar sobre el papel que debe desempeñar el Estado, su principal accionista, al ver el rumbo que están teniendo otras instituciones públicas que, habiendo sido en otro tiempo joyas de la corona, hoy enfrentan problemas de recuperación de cartera, de solvencia y de falta de liquidez.

La clave sin duda está en la eficiencia en la gestión, lo que administraciones del pasado no han logrado instaurar en entidades como CNT, que en sus varias etapas de crisis fue rebautizada y cambió de administraciones, pero permaneció ajena a la mordernidad en plena era digital. No es con cambios de nombres o de logos, o incluso recurriendo a fusiones (como se pretende hacer entre CFN y Banco del Fomento) que se resuelven los problemas estructurales. Las empresas requieren estar dentro de un esquema de eficiencia y desempeño óptimo que ponga un freno a la metida de mano de políticos que utilizan sus fondos para pagar favores. Ante ello, la salida está en las concesiones o en la venta definitiva, para así evitar un mayor declive o su desaparición.