Editorial: Desechar la narco-cultura

Es imperativo reflexionar acerca de lo que la exposición de esta cultura hace a la sociedad. 

Una canción que nadie conocía salió a la luz y hasta fue tendencia en redes sociales. Tras la declaratoria de terroristas a los grupos del narcotráfico el reflector se enfocó todavía más sobre ellos, tanto que se develó una de sus creaciones musicales y con ella una amplia cultura de narcotráfico que halló cabida y gran difusión en medios digitales y entre los usuarios de redes. Debería pensarse con mayor detenimiento si la promoción de la narco-cultura aporta en algo en medio de la crisis de inseguridad y conflicto armado interno que afronta el país. ¿Qué gana el ciudadano viendo y escuchando letras que promueven el crimen? Seguramente poco o nada. El que se perjudica es el tejido social. Los adultos sabrán diferenciar lo bueno de lo malo, pero cuando esta exposición cultural de lo más podrido de la sociedad llega a los niños y jóvenes es un verdadero problema.

Es imperativo reflexionar acerca de lo que la exposición de este tipo de cultura le hace a la sociedad. Por eso es indispensable que el Gobierno Nacional muestre a los ciudadanos el plan -que asegura está en marcha- para el rescate del tan lesionado tejido social. Para que nuestros niños y jóvenes no encuentren referentes de un futuro en los sicarios y en los líderes de bandas terroristas del narcotráfico.