Sin economía no hay futuro

La historia está repleta de episodios en que países enteros colapsaron y desaparecieron cuando dejaron de ser económicamente viables.

Es una verdad de Perogrullo que no se puede concebir una sociedad funcional y armónica si la economía desfallece. La historia está repleta de episodios en que países enteros colapsaron y desaparecieron cuando dejaron de ser económicamente viables. En nuestro tiempo fueron la Unión Soviética y la República Democrática Alemana, que cayeron bajo su propio peso cuando sus economías se sobreextendieron mucho más allá de sus posibilidades. En el primer caso quedó la Federación Rusa, economía que fuera considerada la segunda más grande del mundo en su momento, cuando lo que escondía era una serie de estadísticas falsas de producción e ingresos. En el caso de Alemania Oriental, se unificó en la Alemania histórica en un proceso de absorción de aproximadamente quince años que, aún ahora, muestra los estragos del expolio socialista ocurrido en sus cuatro décadas de existencia.

Las lecciones históricas son válidas. Por ello debemos observar las alarmas tempranas y cercanas que nos anuncian que cruzamos una zona de riesgo que, aun cuando puede ser superada, requerirá de los cuidados atinentes al manejo idóneo de la economía. No hay espacio para más fracasos y la solución está en nuestras manos.