Doblegar a la prensa

La nueva ley mordaza, que está ahora en manos de la Corte Constitucional, está plagada de atropellos a la Constitución. Es un ataque directo, de hecho. Y el único trasfondo es el de blindar y esconder la corrupción’.

La única razón para vulnerar con dolo y conocimiento la Constitución -la misma que ellos redactaron en una Asamblea Constituyente- con miras a amordazar a la prensa es la de elevar un muro ante sus fechorías. La prensa no les molesta en tanto en cuanto les baile el agua, les celebre la fiesta y hasta les sirva para apuntalar el Estado de propaganda.

El periodismo al que va dirigida esa ley mordaza tan burda que no respeta ni los conceptos generales básicos de información y opinión es al que incomoda, al que investiga, al que ejerce de contrapoder contra unas autoridades que siempre encuentran el camino del autoritarismo.

En su primera cucharada de poder fueron conscientes de que podían controlarlo todo, todos los poderes del Estado, metiendo la mano en ellos sin pudor y ejerciendo la fuerza. Lo que no tuvieron tan fácil fue contaminar y manejar desde dentro los medios. Crearon un sistema externo para cercarlos, pero aún así, fue insuficiente para tapar el nivel de ostentosa corrupción. Ahora se quieren anticipar. Una nueva ley mordaza, perfeccionada, más vulneradora si cabe, plagada de inconstitucionalidades, que solo tiene un fin: que nadie hable de sus irregularidades