El derecho a defenderse

La realidad de Ecuador es que la Policía Nacional acumula falencias, mientras el crimen organizado adquiere armas, insumos, chalecos y compra aliados.

Es un debate polémico, que está siempre sobre la mesa cuando se aborda la rampante inseguridad en el país. El porte legal de armas, aunque suene fuerte para algunos, debe ser debatido con seriedad. Es verdad que entregarle este derecho a los ciudadanos comunes no es la solución definitiva a la violencia, pero al menos le da al ciudadano la oportunidad de defenderse frente al delincuente.

Y en este análisis hay que mirar hacia afuera. La legislación de Estados Unidos cuida celosamente el derecho al porte de armas de sus ciudadanos. Mientras que en Australia, tras la masacre de Port Arthur en 1996, la ley empieza a modificarse y prohibe el acceso, por ejemplo, a las semiautomáticas. El debate en este país, que está en el puesto 27 de los más seguros del mundo según el Índice de Paz Global de una lista de 163, sigue abierto.

La realidad de Ecuador es que la Policía Nacional acumula falencias, mientras el crimen organizado adquiere armas, insumos, chalecos, bienes muebles e inmuebles y compra aliados en la justicia y en la política. La institución policial hace lo que puede con lo que tiene.

El derecho del ciudadano es estar y sentirse seguro. Si el Gobierno Nacional es incapaz de cumplir con ese mandato, que lidere un debate sobre el porte de armas. A desempolvarlo de la mesa y discutirlo.