Editoriales

Delincuencia subregistrada

"Quienes delinquen lo hacen a toda hora y con violencia desmesurada, amparados en la laxitud de las penas, en las insólitas decisiones de jueces y fiscales, y en la inercia de la ciudadanía..."

Dos factores han favorecido el notable incremento de la criminalidad: el desempleo producto de la crisis económica agravada por la pandemia, y las leyes vigentes que garantizan impunidad o la pronta, cuando no inmediata, liberación de los delincuentes.

El desempleo ha llevado a las calles a miles, entre los que se infiltran malhechores que asaltan en los semáforos, en embotellamientos de tránsito, en restaurantes y locales comerciales. Los robos son perpetrados también por una gran cantidad de extranjeros que han migrado sin control. Quienes delinquen lo hacen a toda hora y con violencia desmesurada, amparados en la laxitud de las penas, en las insólitas decisiones de jueces y fiscales, y en la inercia de la ciudadanía que atestigua los hechos paralizada por el miedo ante la indefensión reinante, pues la delincuencia es la única que porta armas.

La inseguridad creciente no es una percepción. Hay un subregistro de delitos debido al tiempo y recursos que deben dedicar las víctimas para denunciar los hechos, así como a la poca fe en el sistema judicial. La reactivación económica tomará tiempo y depende de muchas variables. La modificación de las leyes es, por lo tanto, el paso inicial y urgente, y están en manos de las autoridades, además de una efectiva estrategia policial.