Debates sin debate

Aquellos que se engancharon a la transmisión de los careos entre quienes buscan llegar a 17 de las 23 prefecturas del país pudieron observar mucho show y pocas propuestas

Quedó claro que los políticos ecuatorianos no debaten. Se sienten más cómodos en el campo del show político y electoral propio de la época, que en el sano y respetuoso intercambio de ideas y propuestas. Aquellos que se engancharon a la transmisión de los careos entre quienes buscan llegar a 17 de las 23 prefecturas del país pudieron observar un clarísimo ejemplo de aquello. En resumen: mucho show y pocas propuestas.

El máximo organismo electoral cumple con lo que la ley estipula, pero -como ya es habitual en este país- la esencia de la norma es la que transgrede. La idea de los debates entre candidatos es que el ciudadano pueda contar de primera mano con las propuestas de cada uno y que estas a su vez sean puestas en duda por sus rivales. En su lugar se observó un postulante sosteniendo lo que simulaba ser o era un porro de marihuana proponiendo liberar el comercio de esta hierba. O a una prefecta que busca la reelección y un exprefecto, ambos con el mismo origen político, cuestionándose lo que hicieron y no hicieron. Y como estas muchas otras perlas que provocan carcajadas. Pero luego de limpiarse las lágrimas el vacío queda. El votante sigue sin tener claro cuál es la mejor propuesta para su provincia.

Ahora hay que repensar si los debates le están sirviendo al ciudadano o quedan solo en el membrete.