Editoriales

Control y disciplina

"Las festividades de Navidad y Año Nuevo en este 2020 constituyen, más que nunca, la última oportunidad de generar ingresos que permitan capear las pérdidas para lograr al menos mantener los negocios en marcha"

Quito “celebró” sus 486 años de fundación de forma atípica debido a la pandemia de coronavirus. Los festejos fueron reemplazados por redadas policiales donde se detuvo a muchos ciudadanos en eventos clandestinos, transgrediendo las medidas de bioseguridad y las restricciones dispuestas por las autoridades. Sin embargo, este comportamiento ha prevalecido en la capital desde el inicio de la emergencia sanitaria, afectando enormemente la actividad económica de la ciudad. Hoteles, teatros, bares y restaurantes cerrados, comercios tambaleantes o al borde de la quiebra, turismo decreciente, y hospitales casi al 100 % de su capacidad han sido la pauta durante los últimos meses. La crisis económica se ha agudizado y el sector productivo mira con reserva el panorama. Y si bien las festividades de Navidad y Año Nuevo siempre han sido el fuerte de la actividad comercial, en este 2020 constituyen, más que nunca, la última oportunidad de generar ingresos que permitan capear las pérdidas sostenidas para lograr al menos mantener los negocios en marcha. Las autoridades deben ejercer un control exhaustivo del cumplimiento de las disposiciones sanitarias vigentes, pero es fundamental la disciplina y la colaboración ciudadana para reactivar la economía quiteña adaptada a la “nueva normalidad”.