Concrete, señor abogado
Hay quienes -sobre todo abogados y políticos, salvo excepciones- se enredan en sus propias palabras, citan artículos legales muchas veces innecesarios, así como rimbombantes convenciones y tratados internacionales
La réplica y la rectificación son derechos de los ciudadanos, parte del ejercicio de la comunicación y hay que saber invocarlos de manera adecuada. No cualquiera puede alegarlos. Solo el aludido o quien lo represente y, sobre todo, en términos concretos y precisos.
No es difícil. Solo hay que identificar la imprecisión, argumentar cuál es la información correcta y solicitar su precisión. Sin embargo, hay quienes -sobre todo abogados y políticos, salvo excepciones- se enredan en sus propias palabras, citan artículos legales muchas veces innecesarios, así como rimbombantes convenciones y tratados internacionales, llenando hoja tras hoja de explicaciones repletas de adjetivos, que bien podrían resumirse en tres párrafos.
Ser concreto y preciso es un ejercicio diario en el periodismo que debería replicarse también en este ámbito del quehacer de la comunicación que no está en manos de los periodistas ni del medio, sino de los ciudadanos. Quienes trabajan en medios viven a un ritmo acelerado. Cada segundo cuenta.
Que las largas explicaciones se queden para discursos políticos o para la oratoria litigante. Comunicar tiene sus reglas, lo mismo debe aplicar para las réplicas y rectificaciones.