Editoriales

Colombia: una violencia inútil

La magnitud de la violencia ejercida especialmente en Cali, hasta hoy sitiada, obliga a las naciones del continente a contribuir a superarla’.

Jugando con las sílabas de su nombre, en algún diario bogotano se referían a la gran nación con la que limitamos al norte llamándola: Locombia. Entender a Colombia no es fácil. Y eso que siempre ha tenido quién le piense. Algunas de las mentalidades más lúcidas del continente son colombianas. Su esmerado cultivo de las letras y otras bellas artes, tiene reconocimiento universal. Igualmente la alta calidad de su educación superior.

Sin embargo, en largos periodos de su historia ha tenido que sufrir el azote de diversas manifestaciones de violencia. Sus causas han generado múltiples explicaciones, sin que alguna sirva para bien entenderlas. Sin duda, se trata de un conjunto de situaciones no resueltas, entre las que destaca una gran desigualdad. Mal se haría entonces en pretender dilucidarlas desde una columna editorial. Lo objetivo, observable en los medios de comunicación, es la semejanza de los procedimientos de los violentos con los empleados en octubre de 2019 en el Ecuador y antes en otras repúblicas de la región. Ello permite suponer, sin evadir como factor predisponente la dura condición de vida de un buen segmento de su población, que tienen razón quienes creen que la actual es una violencia producto de una alianza político-delincuencial, con apoyo externo.

Conviene aclararlo pronto.