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Ciudadanos en riesgo global

Ni la angustia ni el miedo son buenos consejeros para diseñar una política que enfrente la inseguridad ciudadana’.

Sin propósito humorístico, no están los tiempos como para así actuar, cuando los ciudadanos piensan en Beck, nombre claramente alemán, y lo vinculan al riesgo, dicho sea con todo respeto, es difícil distinguir si se refieren al célebre sociólogo o a la cerveza que ostenta en su etiqueta la llave que es símbolo de la ciudad de Bremen. Y ello ocurre por la enorme confusión que se desencadena al reflexionar sobre riesgo, sin ponerle un apellido específico, peor todavía cuando se trata de calificar como “riesgo global” (Beck, el científico social) a los fenómenos generados por la modernidad.

Parecen planteamientos emitidos por entusiastas consumidores de cerveza los que se oyen aquí o allá. Y no se trata de quitarle seriedad al asunto para evadirlo pero, la sospecha surge fácilmente cuando se pretende controlar los homicidios imponiendo la pena de muerte, por ejemplo.

La inducción a la que aspira el presente editorial es propiciar un debate serio sobre un tema complejo y cómo enfrentarlo y superarlo. No cabe por lo tanto tratarlo con simplificaciones al absurdo, empapadas de populismo penal. Tal cual casi todo, al riesgo actual habría que enfrentarlo con educación. Mientras tanto, una coordinación interinstitucional que ahora no existe es imperativa.