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El candidato oficialista

"El Ejecutivo adelantó meses atrás que pondría un nombre para ir a las urnas. De los que se barajaban entonces, ninguno se concretó. Y hoy se endosa esa vinculación más como un estigma que como un beneficio"

La teoría dice que el candidato del Gobierno siempre parte con ventaja en una elecciones. Siendo pulcros en el manejo de recursos, el postulante invariablemente cuenta o ha contado con un escaparate mayor que, incluso con el desgaste propio del cargo que ejerciere, le permite llegar a donde otros tienen que destinar recursos y esfuerzos adicionales. Pero esto es Ecuador y este es un año pandémico, donde caben todas las excepciones imaginables.

El Ejecutivo adelantó meses atrás que pondría un nombre para el voto en las urnas. Se habla entonces del vicepresidente o de la ministra de Gobierno. Nunca se concretaron y hoy quienes corren por Carondelet se endosan la vinculación como candidato oficialista como si fuera un estigma más que un beneficio.

El desgaste gubernamental, tras cuatro años en los que el presidente -que renunció desde los albores de su gestión a reelegirse- estaba llamado a protagonizar un periodo de transición que resultó menos determinante de lo esperado, pesa en las listas. Ni siquiera por afinidad o identidad ideológica es factible hacer esa asociación pues el partido de Gobierno, Alianza PAIS, fragmentado desde el inicio, ha ido escorándose más hacia el pasado que hacia su entonces previsible intrascendencia.