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Cambios en la cúpula militar

"Todo cambio extemporáneo en los mandos castrenses debe ser sustentado ante la opinión pública para evitar especulaciones propias de tiempos electorales"

Decía el prócer argentino Domingo Faustino Sarmiento que “si no existieran dificultades, no habría éxitos” y su ilustre contemporáneo estadounidense Abraham Lincoln concebía que: “Cualquier problema es una oportunidad disfrazada”.

Resulta oportuno citar el optimismo de dos prohombres americanos para ubicar sin alarma la necesidad de un comentario editorial en relación a los recientes e intempestivos cambios en la cúpula militar ecuatoriana.

Es bien sabido y aceptado que la estabilidad de los mandos castrenses de cualquier nación es un elemento que refleja el respeto que en ella merece la institucionalidad en general y, de manera particular, la otorgada a las altamente jerarquizadas Fuerzas Armadas, sometidas a periodos preestablecidos en sus leyes y reglamentos.

Por ello, es de esperar una explicación que esclarezca la necesidad de haberlos efectuado a tan corta distancia de la finalización de sus respectivos mandatos.

La cercanía de las elecciones hace crecer las especulaciones propias de este tipo de acontecimientos y conviene superarlas dando a conocer las razones de los relevos.