Cámara de producción: pasado y presente

Ha llegado el momento de preguntar: ¿se podrá rescatar el pasado de vigoroso activismo, o seguirá en vigencia el modo actual de relativo silencio y anonimato?.

Se pierden ya en los recodos de la historia los momentos en que las Cámaras, de Comercio e Industrias respectivamente, eran los referentes cívicos de la sociedad. Personajes de talante como los hermanos Joaquín y Luis Orrantia González, y León Febres-Cordero, asumieron sus roles como portavoces y líderes de los movimientos gremiales del empresariado. Eran ellos los que respondían a los gobiernos con voz estentórea cuando estos pretendían “pasarse de la raya” en temas fiscales, imponiendo toda suerte de peajes y regulaciones que atentaban contra los intereses legítimos de los ecuatorianos. Hoy las cosas han cambiado. Las voces han bajado de tono; la energía se ha apaciguado; la resonancia haya eco limitado. Los gobiernos han tomado la iniciativa desde el momento en que el petrolerismo de los setentas y a partir de 2007 se fortaleció la posición estatal, cambiando la correlación de fuerzas y, por qué no decirlo, de las reglas de convivencia económica.

Este año, no obstante, enfrentamos la disyuntiva de un modelo fracasado y un Estado desgastado. Es momento de preguntar: ¿se podrá rescatar el pasado de vigoroso activismo, o seguirá en vigencia el modo actual de relativo silencio y anonimato?