Editoriales

Más allá de la vacunación

El Ministerio tiene que ejercer su rectoría, evitando que otras autoridades y funcionarios contradigan sus decisiones’.

La pandemia, que todavía nos sobrepasa, hizo una gran contribución para la valoración positiva del sector Salud y la de los profesionales que en él actúan, en lo público y en lo privado.

Permitió también que el Gobierno nacional, con el apoyo de toda la nación, cumpla con la más importante promesa de su campaña electoral: vacunar a nueve millones de compatriotas en cien días.

Al mismo tiempo, desnudó las enormes falencias del sector y evidenció la destrucción del Sistema Nacional de Salud ocurrida durante los dos regímenes anteriores.

Dado que en la Constitución de la República se concibe a la atención de la salud de los ecuatorianos como un sistema, parte de la obligación de la autoridad sanitaria nacional es reestructurarlo pero, ello sigue siendo tarea pendiente.

Igualmente se echa en falta un esfuerzo por controlar los focos de corrupción que todavía se perciben en el sector, verbigracia el alto costo de los medicamentos, su libre venta o la escasa atención brindada a otras patologías de alta incidencia y con gran impacto negativo económico y social.

Es de esperar que, sin bajar la guardia frente a la COVID-19, el Ministerio asuma todas las dimensiones requeridas para hacer efectivo el derecho a la salud.