Política, poder, memoria y crimen

El primer crimen político de mafias de narcotraficantes, unidos a políticos, se dio en el asesinato al diputado Jaime Hurtado González (1999)
La política y sus actores buscan el poder a cualquier precio. Es su becerro de oro, por el cual luchan a dentelladas. Es su afrodisiaco y objeto de placer erótico-sexual. Por eso no vacilan en borrar la memoria ciudadana. Incluso usan el Poder Judicial y hasta el crimen.
Si perciben ‘obstáculos’, caudillos, déspotas, autócratas y populistas no vacilan en tomar medidas y acciones (legales-ilegales), así como amenazas, persecuciones, enjuiciamiento, prisión, etc. En Ecuador hay ejemplos: Eugenio Espejo perseguido por autoridades coloniales; Flores, a Rocafuerte; García Moreno, fusilando periodistas y opositores. Veintimilla amenazó-apresó ciudadanos. Caamaño persiguió a periodistas liberales. Velasco lo hizo con Alejandro Carrión y redactores de la revista La Calle. El ministro de Gobierno militar, general Jarrín Cahueñas, usó sicarios para matar al opositor Abdón Calderón M.
El primer crimen político de mafias de narcotraficantes, unidos a políticos, se dio en el asesinato al diputado Jaime Hurtado González (1999).
La acción de la narcopolítica siguió en varios hechos, sucesivas y numerosas amenazas y persecuciones del correísmo a periodistas y personas comunes, de lista interminable: simples ciudadanos y artesanos de monigotes, a diarios y revistas (Expreso, El Universo, Hoy, Vistazo, etc.). Al jefe de la mafia política no le bastó esto, siguió con juicios a Juan Carlos Calderón, Christian Zurita, Bonil y al más efectivo, Fernando Villavicencio. Esto registra la historia del correísmo a medios de comunicación, realizada a través del inquisidor Carlos Ochoa, la Secom y la funesta Ley de Comunicación, para ‘justificar legalmente’ sus odios a la prensa, al periodismo, a la libertad de pensamiento y a la democracia. Esta historia no se debe olvidar. Es parte de la memoria social que hay que recordar en la campaña de la segunda vuelta porque son hechos que muestran de lo que son capaces por el poder.
Los políticos y sus proyectos no vacilan en silenciar a quienes no comparten sus ideas. Especialmente a la prensa y periodistas críticos. El mejor ejemplo es el accionar contra Villavicencio y otros que fueron silenciados por el correísmo. Por eso es preciso proteger y defender la memoria ante los asedios y ataques del totalitarismo.