El legado de Villavicencio

Los mafiosos siempre mostraron sus odios al valiente periodista y político Villavicencio
Hace un mes la narcopolítica, brazo activo del narcotráfico, nacional y transnacional, asesinó al periodista, investigador, escritor y político Fernando Villavicencio. Creyeron que su muerte callaría la voz, pluma y espíritu crítico del denunciador de la alianza políticos-mafias. Siempre lo hizo con valentía, dando nombres, apellidos, cargos, cifras, lugares y negocios de las raterías. Mataron al hombre y nació su inmortalidad. Fue líder del proceso que él y otros periodistas abrieron y enrostraron a los políticos corruptos. Por eso lo persiguieron día y noche. Todos saben y conocen nombre y apellido del político que lo amenazó, enjuició y persiguió. También empresarios y líderes que están detrás de los sobornos y corrupción. Fue quien comprendió muy bien lo que Pancho Huerta (2008-2009) llamó narcopolítica y lo que está detrás de la narcovalija, la desaparición de Quinto Pazmiño y los Pativideos. Eso lo convirtió en la mayor reserva moral del periodismo, escritores y políticos honestos.
Así actúan políticos y tiranos. Desde Sócrates, pasando por Bruno, Galileo, Juana de Arco, Espejo, etc., pensar, escribir, investigar, descubrir y denunciar es un accionar social y humano peligroso, con posibilidades de muerte. Pero el accionar ha seguido y los reprimidos son muchos. Los escritos de Fernando se constituyeron en el espejo transparente que mostraba los delitos de las mafias. Los mafiosos siempre mostraron sus odios al valiente periodista y político Villavicencio.
“Deja un legado, primero, parlamentario, donde siempre le gustó jugar la política y donde permitirá constituir espero una voz de aliento y luz para lo que significa la libertad de expresión, la libertad de opinión y la transparencia… su lucha permite… desmantelar a todos aquellos grupos violentos que sacuden hoy al país”. (Christian Zurita)
“Para mí, el legado de Fernando es la valentía que tenemos que tener cualquier ciudadano, indistintamente si seamos políticos, ciudadanos de a pie, legisladores, emprendedores, madres solteras; la valentía es de todos… Nos deja de deber ser todos valientes desde donde estemos”. (Andrea González). Por eso su amiga-coidearia dice en la tumba “Hoy quise volver a verte para decirte que estoy de pie y no nos vamos a rendir”. (Gisella Molina)