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Gobernar revolución, tarea de Olmedo

Avatar del Willington Paredes

Las revoluciones, como transformaciones políticas abruptas traen cambios inusitados. No terminan destruyendo el dominio anterior. Enfrentan reacciones y contrarrevoluciones. Mientras se consolida el nuevo poder alguien debe gobernar. Guayaquil eligió un triunvirato civil de élites criollas cuyo presidente fue el poeta que devino en político-poeta, Olmedo.

Las musas lo siguieron y con ellas creo un himno y canción patriótica que cantamos con civismo. Fue jefe político de una provincia libre insurreccionada. Dirigió un cambio político importante. Su tarea fue doble: impedir el retorno de la monarquía y llevar la revolución a los Andes. Su consigna: ¡Guayaquil por la patria!, la acompañó organizando un ejército y milicias con tropas locales y apoyo de San Martín y Bolívar. Ese ejército multinacional no dio tregua: buscó liberar Cuenca, Quito, etc.

Por eso Octubre 1820-mayo de 1822 no fue un periodo de calma sino de enfrentamientos y combates de patriotas contra el ejército monárquico. Los líderes ilustrados y modernos que dirigieron la revolución guayaquileña enfrentaron eso. Olmedo gobernó esos tiempos difíciles. Asumió esta nueva realidad política para continuar la emancipación. Gobernarla fue ser su jefe en tiempos de torbellinos políticos, pues debió garantizar que el proceso vaya hasta el fin. Esto era temerario.

En esencia consistía en construir un nuevo orden político y su tarea: crear las bases jurídicas-políticas y socioeconómicas, para legitimarla con instrumentos jurídicos y geopolíticos que garanticen el ejercicio del nuevo poder y concluir el proceso emancipatorio de Guayaquil, Quito y todo el interande. Implicaba sobre todo garantizar el surgimiento de un orden político de ciudadanos y no de súbditos.

Para Olmedo la república constitucional estaba adelante, no en la monarquía ni en la espada victoriosa y autoritaria de Bolívar. Gobernarla fue rechazar la arbitrariedad, subordinar el poder militar al poder civil y a la nueva normatividad jurídica. Es bueno recordar su rol como gobernante local. Por eso, con razón fue: “Olmedo, el primer ecuatoriano que legítimamente gobernó un jirón patrio, en la afortunada provincia que tuvo la gloria de respirar, antes que todas, auras de libertad” (Espinosa Pólit).