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Elección, candidatos y marqueteros

Avatar del Willington Paredes

"Si la política sigue en descrédito no lo es por ella misma sino por la intención y acción perversa y antiética de políticos"

Tiene razón el antropólogo José Sánchez-Parga, quien dijo: “La política ya no es lo que era… todos somos testigos y muchos han hecho ya el inventario, no solo de su descrédito y deslegitimación, sino del hecho de que nadie confía en la solución política de los problemas actuales” (Dic. 1995). A 25 años de la frase, es verdad. Si la política sigue en descrédito no lo es por ella misma sino por la intención y acción perversa y antiética de políticos. Hoy también lo son los candidatos. En tiempos de pandemia, con quiebra del Estado, de la economía, de la ética política, de ascendente corrupción, desprestigio de las instituciones por obra de dirigentes, asambleístas ineptos, presidente y vicepresidente del correato sentenciados por corrupción, etc., el panorama es igual.

Lo mismo que ayer, hay cómplices, encubridores, aliados y socios de mafiosos y corruptos que están en la papeleta electoral. Están prontuarios, prófugos de la justicia, gente con PhD en corrupción, la pandilla del correato, que quieren desdolarizar la economía. Uno de ellos es cómplice del endeudamiento agresivo y obras públicas con sobreprecio. A diferencia del pasado, al candidato lo reinventan, maquillan y lo crean como “salvador de la patria”. Es obra y acción de los marqueteros, con tecnologías publicitarias.

La papeleta actual tiene una fauna diversa de corruptos e ineptos de ayer con escenario político diferente. La mayoría son mediocres, sin méritos ni valor ético. Los promocionan como una gaseosa. Detrás de ellos están el accionar y los hilos ocultos de los marqueteros. Ya no estamos ante líderes políticos, como antes, cuyos discursos eran transparentes y con identificación plena entre lo que prometían en propaganda y su gestión.

Hoy votantes están frente a “candidatos-mercancía”, creados para un mercado diverso, preparado por publicistas que solo consideran la oferta-demanda del contexto para capturar y “tomarse” al ciudadano elector y ganar. Incluso buscan que sea sentido y reconocido como el más “correcto e idóneo” para las condiciones sociales del país. Actualmente todo lo han vuelto marqueteo y publicidad, antes que realidad política. Los electores deben pensar y comprender esto para no ser víctimas del juego del marqueteo perverso.